
Los Carteles del Mal
Pero por supuesto que aquel discurso debe presentarse de tal manera que nos invada constantemente, haciéndose presente en todo momento, con tal de ejercer una mayor influencia sobre los sujetos. Pero la televisión y la radio no son suficientes, ya que podemos apagarlo cuando queramos, por lo que se necesitaría un medio que no tuviésemos más opción sino mirar; necesitan una audiencia cautiva. Y nada mejor que el uso de los espacios públicos como para eso; los patios de las universidades y colegios, las portadas de los diarios y revistas en los kioscos, entre muchas otras maneras de captar la atención de los sujetos sin darles opción.
En esta oportunidad trataremos los carteles que rondan los muros de la PUCV, y que aportan sin duda al objetivo principal de esta supuesta enfermedad, el control de los sujetos. Trataremos de desenterrar los discursos que se esconden tras estas imágenes y palabras, para así fundamentar el rol modulador de subjetividad que tienen estos carteles, que podrían parecer inocentes y bien intencionados, pero que sabemos que en el fondo responden a interés político-económicos determinados.
Influenza Humana A H1N1 ¿Cuáles son sus síntomas?
Partamos con lo primero, ¿Cómo es que se presenta tan peligrosa enfermedad como la gripe porcina? Es fundamental delimitar la manera en que se presenta, intentando ser lo más claro posible, porque así las personas son capaces de identificar la presencia de la enfermedad; pero también es fundamental ser lo suficientemente ambiguo como para que esa presencia sea detectable en cualquier parte y bajo cualquier circunstancia. Es por eso que vemos cómo los síntomas de la “Influenza Humana A H1N1” podrían corresponder a cualquier enfermedad viral, como un resfrío, por ejemplo. Los síntomas son claros, por lo que los sujetos sabemos cómo se presenta, pero la claridad se desvanece frente a la multiplicidad de enfermedades que podrían presentar esos mismos síntomas. De esta manera, la existencia de fiebre superior a 83° (espontánea y continua), tos y dolor de garganta, congestión nasal y dolores de cabeza y musculares, se nos presentan como claros signos de esta grave enfermedad, pero nos cuesta ver que son muchas las enfermedades que presentan estos mismos síntomas.
Uno podría preguntarse entonces, ¿De qué sirve plantear los síntomas de esta grave enfermedad de esta manera? Y es una respuesta que intentaremos dar más adelante. Pero por ahora nos conformamos con decir que es el primer paso para lograr un control efectivo de los sujetos, de, valga la redundancia, sujetarlos a sus intenciones.
Pero claro está que no queda en eso, y ahora podemos divisar parte de esas intenciones. Existe todo un aparataje que avala el contenido del cartel. En primer lugar, la Universidad. Encontramos el logo de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso en la parte de debajo de los carteles, lo que nos podría decir varias cosas. Primero, que “nuestra” universidad se preocupa por nosotros, no nos tiene votados, sino que intenta que estemos bien y felices. Siguiendo con esta lógica, deberíamos sentirnos agradecidos con nuestra universidad que quiere evitar que nos enfermemos y que vela por nuestro bienestar. Entonces, podemos ver como intenta someter nuestras voluntades a la de la universidad, en vista de que todas sus decisiones serían tomadas pensando en nuestro “bienestar”. Por otro lado, la presencia de la universidad en estos carteles también busca darle seriedad al asunto, ya que se encuentra respaldado por una institución seria, que no va a mentir, sino que trata todo con profesionalidad. De esta forma, el discurso adquiere seriedad y veracidad, ya que la institución universitaria, seria, científica y profesional lo respalda.
“Si presentas estos síntomas dirígete a un Centro de Salud. Comunícate al Fono Salud: 600 360 77 77.” Esto también tiene serias implicancias. En primer lugar, también sirve para avalar el discurso presentado por los carteles, ya que no sólo existe una institución seria y científica detrás de todo esto (como lo es la universidad), sino que también podemos encontrar a instituciones médicas (Centros de Salud) que se dedican específicamente al tema, por lo que si lo dicen ellos, los mismos doctores y las personas que trabajan en “ayudarnos”, debe ser cierto. Por otra parte, encontramos en esto una alusión directa al poder político, representado por el ministerio de salud, y que cumple un rol muy parecido al que cumple la presencia de la Universidad: convencernos de que el gobierno busca lo mejor para nosotros y que todas las acciones que lleva a cabo son para nuestro bien. Hacernos sujetos sumisos ante el poder del estado.
Por último, en referencia a este tema, podemos hablar del nombre: Influenza Humana A H1N1. ¿Por qué ya no gripe porcina? La respuesta es bastante simple. Al hablar de “gripe porcina” nos hacemos la idea de que es algo lejano a nosotros, ya que tiene su origen en los cerdos, de esta manera, llegamos a pensar que sólo afecta a los chanchos y que las personas afectadas son casos excepcionales, y que si estamos lejos de lo porcino no tendríamos problemas. Pero el pensar eso se contrapone a las intenciones del poder económico-político detrás de este discurso, por lo que se cambia el nombre; ya no es gripe porcina, ya no hace alusión a algo lejano, a lo cerdil, sino que se llama Influenza Humana A H1N1. Es decir, es algo que se encuentra muy cerca de nosotros, ya que es una influenza, enfermedad común que no es difícil de contraer y con la que nos podemos encontrar a lo largo de todo el año. Pero no es solo eso, sino que es una Influenza Humana, ya no más una gripe porcina, sino que es algo que nos afecta a nosotros de cerca, y que tenemos muy altas probabilidades de pegarnos. Y “A H1N1” como parte del discurso científico que certifica la existencia de la enfermedad como un peligro real y cercano (nadie sabe qué significa, pero debe ser algo importante, serio y de científicos).
Lo ideal es que lleguemos a ver esta gripe en todos lados, de todas formas, y que confiemos en que las grandes instituciones educacionales y políticas nos dicen lo correcto y lo que tenemos que hacer para salvarnos.
Influencia Humana A H1N1 ¿Cómo prevenir?
Ahora viene la segunda parte de los carteles, y en la que podemos divisar de manera un poco más clara las intenciones de quienes se encuentran detrás de todo esto. Vamos por parte.“Al toser o estornudar usa un pañuelo desechable o papel higiénico y luego arrójalo al basurero.” Esta frase tiene claras implicancias económicas. Cada vez que un sujeto tosa o estornude tiene que tener pañuelos desechables (o papel higiénico) a mano, es decir, que no puedo NO tener pañuelos porque si estoy enfermo no debo contagiar a los demás, a la vez que si alguien tose o estornuda debo tener para darle y que no nos enfermemos quienes no estamos enfermos. Por lo mismo, hay que comprar pañuelos desechables y papel higiénico por montones, en vista de que son absoluta y completamente fundamentales para nuestra salud y bienestar. Por otro lado, es interesante ver qué sucede si alguien no tiene pañuelos, ya que entonces no nos podemos acercar en vista de que nos podemos enfermar, por lo que se genera un potente control de los cuerpos de los sujetos, logrando mantener una fuerte distancia entre ellos.
Algo relacionado con esto último podemos desprender del segundo punto: “Si al momento de toser no tienes pañuelo (Dios no lo permita), cúbrete con el antebrazo y nunca lo hagas con las manos”. Otra manera de mantener el control de los espacios y del cuerpo de los sujetos, otra forma de hacer que nosotros hagamos lo que quieran que hagamos y que nos mantengamos ocupados con nosotros mismos, para que ellos ejerzan su influencia en nosotros tranquilamente.
Luego, “lávate las manos con agua y jabón frecuentemente, o desinféctalas con alcohol gel”. Otra manera de controlar nuestros cuerpos, de hacer que nos concibamos tal y como se espera que nos concibamos, que hagamos caso sin pensarlo a lo que nos dicen de nosotros mismos y no cuestionar su autoridad. Lo más interesante de todo esto es el énfasis que se le da, porque no dice “cuando estornudes…” sino que simplemente “lávate las manos”, o sea, constantemente, siempre, tienes que estar completamente pendiente de tu cuerpo y de ti mismo. Y por otra parte, vemos otro elemento de interés económico, haciendo referencia al alcohol gel, que debes siempre tener a mano, ya que tienes que tenerlas siempre limpias, por lo que debes comprar por montones para que no se acabe, y si se acaba, no te preocupes, porque tu querida universidad ha comprado y tiene a tu disposición en los pasillos.
Por último, “no te automediques”. Es un elemento fundamental, ya que vuelve a hacer referencia a nuestra constitución como sujetos. Nosotros no estamos en condiciones de cuidarnos a nosotros mismos, sino que debemos dejar que aquel que está preparado para hacerlo lo haga: el doctor. Pero eso tiene fuertes implicancias, ya que nos ponemos a las manos de otras personas, que nos dicen cómo debemos concebir nuestro cuerpo y nuestro vivir, qué hacer, qué no hacer; ya no depende de nosotros, sino que de este otro. De esta forma se ejerce un poder potentísimo sobre los sujetos, que no tenemos opción más que someternos a la estructura político-económica y al la imagen de nosotros mismos que ellos conciben. Debemos ser sumisos, debemos acudir al centro de salud, debemos ver al doctor, debemos dejar que ellos nos digan que hacer, debemos, conscientemente, abandonarnos en las manos de estas personas que se encuentran más capacitadas que nosotros mismos para decirnos que nos conviene.
En fin…
De esta manera, podemos ver uno de los mecanismos más potentes a través de los cuales se busca un control de los sujetos, la medicina. Y como se adueñan de nuestros espacios públicos para convencernos de lo que tenemos que hacer, de lo que es real y de lo que es falso, de lo que es bueno y de lo que es malo; en definitiva, de cómo existir.
Es nuestro papel subvertir esta normalización continua bajo la cual nos encontramos sometidos. El problema es cómo lo hacemos.